lunes, 7 de mayo de 2012

REFLEXIONES CUBISTAS.

Ante la gran diversidad de corrientes y tendencias que podemos encontrar a lo largo de todo el siglo XX, resulta muy difícil enfrentarse a ellas de una forma global, por lo que es completamente aconsejable enfrentarse de una forma individual y específica, aunque cabe indicar que muchas de ellas, tiene un denominador común en casi todos los artistas que participan en estas corrientes: incorporar lo experimental al mundo del arte. Para ello si recordamos el cubismo, y como de forma experimental usaron la técnica del collage, se observa como esta máxima, se cumple como denominador común, técnica experimental que marco una influencia, no solamente para las primeras vanguardias, sino para todo una serie de manifestaciones artísticas que se fueron produciendo  de una forma paulatina, posteriormente a esta. 

Junta a esto, se debe destacar un concepto clave, que de cierta manera influía en toda esta serie de manifestaciones artísticas. La Modernidad. Este concepto suponía innovación y cambio, conllevando por consiguiente, un profundo rechazo con todo lo que tenía que ver con lo anterior. Y justamente esta es una de las axiomas que caracteriza al cubismo, ya que los artistas clasificados bajo este estilo dejaron de pintar los objetos tal y como los veían, empezando a pintarlos tal y como los pensaban, siendo esta la ley que era adoptaba por el pintor cubista. Para ello, tuvieron que forzar los objetos, los allanaron y privaban de volumen y de la ilusión de un revestimiento superficial; ya no se veía una simple silla, mesa o jarrón, o incluso, un simple ser humano, ya que se introducía el concepto de la cuarta dimensión, es decir, el hecho de ver el objeto desde varios puntos de vista. Este proceso llevó finalmente a la reproducción simultánea de diversos aspectos de la realidad, o incluso, diversas vistas del mismo objeto, observado en diversos momentos del tiempo que eran representadas de una forma conjunta. Este concepto llegó hasta tal punto, que en muchos casos, los cubistas perseguían la reproducción, ya no la apariencia dle objeto, sino de "la Cosa en sí misma" como lo denominó Kant, es decir, en vez de reproducir aspectos más o menos comunes o accidentales o incluso parciales de una realidad, pretendían representar una misma realidad, basándose en una nueva concepción del espacio y del tiempo.

Una vez contextualizado un poco este movimiento, de forma mínima y somera, me gustaría centrarme en ua de las obras cumbres del Cubismo. El Guernica. Es una obra que desde que la vi por primera vez en el Museo Reina Sofia, no dejaba de impresionarme. Cuando la observaba de forma atónita, me asaltaban una serie de sensaciones, que ha dia de hoy, es la que me hacen escribir este post. ¿Qué es? ¿Cómo surge? ¿Qué representa?

Picasso, simpatizante al gobierno de la república, recibe el encargo de realizar un mural destinada a decorar uno de los lugares más importantes del pabellón de la Exposición mundial de París. Picasso pensó en plasmar en un primer momento una representación alegórica de la libertad del arte. Sin embargo, un hecho, el bombardeo de la ciudad de Guernica el 26 de abril de 1937 por tropas alemanas, hizo que el artista cambiara de opinión, y por consiguiente, se representara algo completamente distinto. Quizás el cambio de temática estuvo determinado por el hecho de que el bombardeo  no tenía ninguna relevancia militar, y cuya destrucción fue un verdadero acto de terror, hecho que hizo el acto adquiera una gran significación política.

En la obra, el autor no describe o representa el ataque alemán, sino sus consecuencias. Los colores usados: pocos, denominando fundamentalmente negro, blanco y gris. El marco compositivo, un triangulo plano en el que se enmarcan ocho figuras, que en vez de actuar, padecen los efectos de una actuación: ocupando la posición central un caballo apocaliptico que está mortalmente herido levantando el cuello de forma agonizante, bajo él, se encentra el jinete destrozado por la metralla; una mujer corre hacia el centro, otra cuyo brazo se levanta por encima de su cabeza y se dirige hacia el interior del cuadro, sostiene una vela  que ilumina la fatal escena, mientras que a la derecha otra mujer sucumbe chillando y a la izquierda, una cuarta mujer sostiene a su hijo muerto entre los brazos.

Sobre la figura aparece un toro, inaccesible y orgulloso, con los ojos muy abiertos, quizás como símbolo de la España invencible, o de la indiferencia ante el el triunfo del mal. Las llamas que se elevan por encima de la casa de la mitad derecha del cuadro, están representadas de forma esquemática, asi como la luz solar que irradia de forma irónica una bombilla. Los cuerpos destrozados tienen un significado alegórico. El enemigo no se muestra, permanece anónimo.

Sirvan estas palabras para comprender ese gran símbolo en el que se ha convertido esta obra de arte, y que puede ser admirada en la Salas del Museo Nacional de Arte Reina Sofía. 


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